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Blog: Explorando los ritmos intemporales del «Bli-Blip» de Duke Ellington

Explorando los ritmos intemporales del «Bli-Blip» de Duke Ellington

Bli-Blip es una de estas joyas antiguas que no solo entretienen, sino que nos educan sobre la rica historia de la música y el baile swing. El soundie muestra el talento de Duke Ellington y su orquesta, junto con los bailarines Marie Bryant y Paul White.  

La escena de baile del Soundie Bli-Blip (1942), con Paul Whyte y Marie Bryant

Este soundie me cautivó desde hace mucho tiempo. Los últimos meses he estado trabando sus pasos y con la redacción de este artículo me he adentrado en su historia que me ha parecido apasionante.

Creo en honrar los clásicos y al mismo tiempo abrazar la innovación y la creatividad. Por eso he adaptado la rutina “Bli-Blip”, para ofrecer a mis alumnos de Swing Maniacs en Barcelona la oportunidad de sumergirse en la magia de la música de Duke Ellington y conocer dos grandes bailarines, su calidad de movimiento y expresividad propia.

Alumn@s de Swing Maniacs bailando una adaptación de Bli-Blip

 

El proceso de aprendizaje y adaptación de la rutina fue enriquecedor y complicado a partes iguales. La pareja de bailarines bailan rápido con muchos pasos de tap. El trabajo consistió en entender qué hacían, adaptarlo a solo jazz y darle un toque personal.

Cuando pienso en mis alumnas, tanto si estás empezando a bailar como si eres una bailarina experimentada, explorar rutinas como “Bli-Blip” te permite ir directamente al origen teniendo como referencia los y las bailarines/as afroamericanos/as que crearon y continuaron los bailes de swing como el Lindy Hop, el Solo Jazz o el Tap. Creo en la importancia de contextualizar el baile y conectar con su rica cultura e historia.

Ellington y el musical “Jump for Joy”

En 1941 Duke Ellington llegó a Los Ángeles desde Nueva York cuando ya era una celebridad internacionalmente reconocida pero con ciertos problemas económicos. Ellington viajó con su equipo (miembros de la banda, gerentes, cónyuges) para un trabajo de 8 semanas, pero ya no volvieron a Nueva York por pucho tiempo.

En el verano de 1941, Ellington se embarcó en la creación de un espectáculo teatral de revista musical que combinaba crítica social y payasadas. La comedia llamada “Jump for Joy” fue un ambicioso proyecto creado con un colectivo poco ortodoxo de escritores de gags de vodevil, jóvenes bailarines negros americanos e instigadores de Hollywood como Charlie Chaplin y Orson Welles.
Este musical tenía dos temas muy cercanos al corazón de Ellington: el orgullo y el progreso racial. El propósito del espectáculo era sacar al Tío Tom* del teatro, eliminar la imagen estereotipada que había sido explotada por Hollywood y Broadway, y decir cosas que hicieran pensar al público.

(*“Tío Tom” es un nombre con connotaciones negativas que se refiere a personas negras excesivamente obedientes y serviles con los blancos. Proviene de la novela de 1852 de Harriet Beecher Stowe “Uncle Tom’s Cabin”.)

Ellington poses with his piano at the KFG Radio Studio on November 3, 1954.
Ellington posa con su piano en el estudio de radio KFG el 3 de noviembre de 1954.

El musical contó con un elenco de 60 artistas íntegramente de origen afroamericano: comediantes, bailarines, un coro y la banda de Ellington en el foso. El espectáculo resultante tuvo un equilibrio comercialmente confuso, entre travesuras cómicas y una perspectiva seria sobre la igualdad de derechos.

A lo largo de las 122 funciones que se representó el musical, algunos sketches iban y venían, pero “Bli-Blip” fue una de las escenas que perduraron todo el tiempo. Si algunas canciones servían para luchar por los derechos civiles de los afroamericanos, “Bli-Blip” era de las canciones que servían como cronometradores para travesuras cómicas.

Bli-Blip y los Soundies 

En noviembre de 1941, dos meses después de que “Jump for Joy” hubiera cerrado, la Ellington Orchestra grabó en un estudio el tema Bli-Blip. La misma semana, el elenco se reunió por última vez para grabar en forma de Soundie algunos de los temas del musical, entre los cuales Bli-Blip.

Los soundies son películas musicales estadounidenses de tres minutos que se produjeron entre 1940 y 1946 y se los conoce como precursores de los vídeos musicales. Los cortos se vieron originalmente en lugares públicos en Panorams: máquinas de retroproyección de 16 mm que funcionan con monedas y que tenían una pantalla de cristal al exterior pareciendo un televisor de grandes dimensiones. Los panoramas normalmente estaban ubicados en negocios como clubes nocturnos, bares, restaurantes e incluso en fábricas.

Los Soundies son especialmente importantes para los amantes de la música y los bailes de swing porque gracias a ellos hemos podido ver a artistas afroamericanos/as tocando y bailando. Fueron uno de los pocos medios en los que los artistas negros tenían libertad para producir sus propios metrajes ya que las productoras de cine para la gran pantalla apoyaban e invertían mayormente en artistas blancos.

El Soundie Bli-Blip

En el Soundie Bli-Blip aparecen Marie Bryant y Paul White en una escena cómica y amorosa. No está claro si la grabación coincide con lo que se vio en el teatro Mayan de los Ángeles, pero la escena se grabó con la canción de Duke Ellington grabada en estudio unos días antes y los actores moviendo los labios para sincronizar con la grabación. Marie Bryant fue una bailarina, cantante, intérprete y coreógrafa estadounidense conocida por su versatilidad en varios estilos de baile. Ellington la nombró “una de las mejores bailarinas del mundo”. Paul White, fue un gran cómico, un hábil bailarín y escritor. En esta escena complementó la energía dinámica de Bryant con su carismática presencia en el escenario.

Aunque, como hemos dicho, “Jump for Joy” fue un musical con elementos reivindicativos muy importantes, Bli-Blip es una escena que no está al servicio de la igualdad racial. 

La escena de Bli-Blip empieza con el personaje que interpreta Paul White limpiando el suelo y Marie Bryant cobrando en lo que parece ser un restaurante, yendo vestida, ella, con vestido y delantal. Tanto los oficios que representan como las expresiones faciales de ambos corresponden más a los personajes reprimidos negros que a la nueva imagen que Ellington quería transmitir. Más allá de la vis cómica que podemos ver en Paul White, con una mirada más profunda y siendo conscientes de historia de los bailarines afroamericanos y la limitación que tuvieron a escenificar papeles estereotipados, sus expresiones forzadas nos pueden resultar un poco incómodas. La actuación de Bryant también sigue las mismas normas, aunque está un poco más apagada.

White a menudo rompe la cuarta pared, cuando cantando mira directamente a la cámara con los ojos muy abiertos y asombrados, pero lo más destacado del dúo es la pausa instrumental donde las dos estrellas participan en un talentoso baile juguetón alrededor del restaurante vacío.

Por todo ello, considero que es importante conocer los origenes y poder practicar con Bli-Blip como fuente de inspiración y enriquecimiento, a la vez que reconocemos y valoramos los origenes del vernacular jazz.

 

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